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¿Por qué se solían regalar manzanas a los profesores?

A lo largo de la historia, ha perdurado una curiosa y entrañable costumbre que involucra la entrega de una simple manzana al profesor como un gesto de gratitud por su labor pedagógica. Las raíces de esta tradición se sumergen en las profundidades del tiempo, y aunque no podemos identificar con precisión su origen, existen diversas teorías y conjeturas que han tratado de arrojar luz sobre el porqué de este cariñoso gesto.

Una de las explicaciones más comunes se remonta a la antigüedad, donde la manzana era vista como un símbolo de sabiduría. Según esta perspectiva, regalar una manzana al profesor era una forma de expresar reconocimiento y agradecimiento por el conocimiento impartido en las aulas. Esta representación de la manzana como emblema de la sabiduría se ha arraigado en la tradición popular a lo largo de los siglos.

Las menciones a esta práctica no se limitan a una época específica, ya que tanto la Antigua Grecia como la Edad Media albergaron instancias de obsequios de manzanas a educadores. Sin embargo, en estos tiempos, los alumnos eran en su mayoría adultos que acudían en busca de enseñanzas de los grandes sabios y filósofos. Algunas de estas lecciones tenían lugar bajo la sombra de un manzano, donde era común que un estudiante escogiera la manzana más madura para entregársela al maestro.

Es importante destacar que esta hipótesis entra en contradicción con la creencia popular, que se difundió a través del cristianismo, de que la manzana era el fruto prohibido en la historia bíblica de Adán y Eva.

Otra teoría sugiere que en el pasado, los maestros eran parte de los grupos peor remunerados, y muchos de sus alumnos provenían de familias humildes. Una forma de agradecer las lecciones recibidas era llevando alimentos, y las manzanas eran una opción práctica y común.

Se han narrado numerosas historias y cuentos relacionados con este gesto, algunos de los cuales describen cómo los maestros solían recibir tantas manzanas en un solo día que muchas de ellas se estropeaban. En otros relatos, no se les llevaba ninguna manzana, y en su lugar, los estudiantes se organizaban para llevar una cada día. Esto permitía que el maestro disfrutara de una dieta diaria de frutas sin poner en aprietos a las familias menos acomodadas.

A pesar de que esta costumbre ha perdido fuerza con el tiempo, todavía se encuentra presente en algunos países de América, donde los alumnos entregan manzanas a sus maestros como un gesto de aprecio.

La incógnita de dónde surgió esta tradición persiste. Algunos creen que sus raíces se encuentran en la antigua Grecia, como se mencionó anteriormente, mientras que otros la atribuyen a regiones del norte o centro de Europa.

Cada país tiene sus propias formas y fechas para conmemorar el Día del Docente o Maestro, pero muchos aún mantienen la tradición de regalar una manzana como gesto de reconocimiento en este día tan especial.

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